CARLOS MESA PERSONAJE SEÑORIAL EN EXTINCIÓN

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Carlos Mesa debe toda su fama a la televisión, su serie de documentales y el libro de historia (fragmentada) de Bolivia para escolares. En su «formación» mediática se ha mal-acostumbrado a una forma de comunicar del siglo pasado. El monólogo sin presiones, sin tensiones, sin otras voces. La escuela de la comunicación en la que el personaje todo poderoso que se presenta en primer plano es amo y señor de la pantalla. Su voz y su imagen son la única voz e imagen del programa. Esta forma de comunicar actualmente es caduca. Sin embargo, seguir apostando por esta fórmula obsoleta denota una característica de la personalidad, la pedantería.
Esta característica negativa de su personalidad lo ha acompañado a lo largo de su vida, siendo político hizo gala de la misma como vicepresidente de Goni. Fue su excusa siendo presidente después de la guerra del gas bajo su lógica «Yo no me equivoco, el pueblo y la gente si» como se puede corroborar en Presidencia sitiada. 
Por esta misma razón Mesa es un personaje señorial en extinción. No acude a entrevistas, prefiere elaborar mensajes impersonales estructurados en primer plano y unidireccionales, evita la interacción y el cuestionamiento, no responde a interpelaciones. En pocas palabras añora seguir siendo aquel ser inalcanzable de los medios en la que su palabra era la única. Este rasgo revela también su frágil personalidad y carencia de temple ante cualquier dificultad. Como el niño adulado que ante los problemas huye o se enoja en lugar de enfrentarlos. 

En la vida hay que saber diferenciar entre lo que deseas y para lo que eres bueno. Mesa desea ser buen presidente, ya tuvo su oportunidad y no pudo, pero es bueno para hacer documentales. Por su deseo arruinó también su imagen para hacer lo único en lo que era bueno.

Gabriel Villalba

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