Los maestros de la confusión

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  1. Dicen que quien no aprende de su pasado, está condenado a repetirlo. No nos sintamos mal si reprobamos el curso, sin embargo. Marx también decía que generalmente la historia camina por su lado malo, de tropezón en tropezón. Y Lenin estaba convencido de que un ejército derrotado era un ejército que había aprendido. Dejarse llevar por la desinformación es muy fácil, y el aparato mediático lleva más de un siglo de intenso aprendizaje para marearnos la perdiz. Así, mientras la mayor parte de nosotros nos encontrábamos atentos a las nuevas “revelaciones” que daba a conocer el general Terceros después de su aprensión, Camacho convocaba a un congreso para debatir el problema de la tierra y la renta que, eso sí, tenía que preocuparnos.

No digo con ello que podamos darnos el lujo de bajar la guardia, pues las sorpresas son el plato de cada día en la política latinoamericana. Pero debemos al menos, reconocer el patrón que se repite en cada una de éstas coyunturas donde los medios “logran descubrir” algo que pone en cuestión algo que se tenía como cierto. El patrón lo conocemos todos: un periodista o un personaje político libera determinado dato. Luego, un escuadrón de opinadores utiliza ese dato para deslegitimar al gobierno. Y después, bien al final, unos políticos ensimismados en sus pequeñeces repiten el discurso elaborado por los intelectuales de derecha para atacar al gobierno. Así es como operan Página Siete y sus pares menores. Créanme que ninguna palabra que haya pronunciado el general Terceros servirá para aclarar nada de lo sucedido durante el golpe de Estado de noviembre del 2019.

Primero, porque no recuerda haber conversado con Tuto Quiroga durante las tensas horas en las que se trataba de sacar al ex presidente Morales del país para mantener bajo resguardo su vida ¿no lo recuerda? Pues Tuto sí, y otros testigos de la ignominiosa reunión en la Universidad Católica. Segundo, porque hace sus declaraciones justo cuando es apresado, momento ideal para sembrar dudas sin posibilidad de respuesta. Tercero, porque fue parte de una tramoya que resultó en la muerte de decenas de personas, delito contra los Derechos Humanos, que sabemos imprescriptible. ¿acaso nos quieren hacer creer que el MAS todavía tenía control sobre una situación que obligaba a sus autoridades a buscar refugio? Sólo falta que quieran culpar al MAS por las masacres de Senkata y Sacaba, tal como quisieron culpar a Gabriela Montaño por las triquiñuelas que se arrastraban por los pasillos del ministerio de Salud durante lo peor de la pandemia del COVID.

Lo mejor que podemos hacer es no ignorar lo que afirman medios como Página Siete sino desmentirlo a partir del empleo de la simple lógica. ¿Qué relevancia tiene que el ex ministro de Defensa Zabaleta todavía haya sido capaz de comunicarse con el alto mando militar, como estipulaban sus funciones, cuando Tuto admite que gestionó la salida de Evo Morales para tener más peso en la “negociación” de la sucesión presidencial? Y las palabras de Evo, o de Linera. Supuestas amenazas, cuando en los hechos se tenían bandas paramilitares tomando hogares, registrando peatones y asaltando oficinas públicas después de derrocado el presidente constitucional. Muy rapidito aparecen nuestros amigos legisladores de Comunidad Ciudadana y “militantes” del 21F y declaran que Morales es un enemigo de la paceñidad.

Y así, poco a poco, terminamos hablando de todo menos de lo que en realidad importa: hubo un golpe de Estado; políticos sin cargo tomaban decisiones que le correspondían solamente a representantes oficiales del pueblo boliviano, se mató mucha gente, se robó mucho dinero. Dirán lo que sea para negar la verdad: hubo un golpe de Estado. No les demos cuerda.

Calos MoldizColectivo Revolucionario Plurinacional

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