La revolución de los zombies

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Es impresionante cómo de pronto uno se encuentra con gente que parecía cuerda y hasta sensata, pidiendo un golpe militar, argumentando además que es constitucional.


Hasta hace unos días sostenían especulaciones fantasiosas sobre algorítmos, y he visto incluso opinar a catedràticos que el fraude està armado por una fabulosa estructura que va desde las redes de televisión, las encuestadoras, el Tribunal Electoral, la OEA, la ONU y el propio gobierno de Añez, coaligados con el MAS No explican cómo puede alguien inventar un millón seiscientos mil votos; pero se ofenden si alguien pone en duda el «megafraude».


Deliran, convierten un chisme en verdad y como poseídos creen que alzando una bandera boliviana encarnan y expresan a la patria herida. Hablan como si estuviéramos en las puertas del apocalipsis y actúan como cruzados que desde Bolivia van a salvar al mundo del «comunismo».
Es surrealista ver semejante espectàculo. Con su celular a modo de biblia marchan como una manada de zombies a cualquier lugar donde puedan llamar la atención Han llegado al clímax de la histeria pidiendo de rodillas en la puerta de los cuarteles que se produzca un golpe de Estado arengados por militares retirados de pasado oscuro. Grotesco, dantesco o escena del realismo mágico, o como se los quiera describir, no son un fenómeno social saludable.


¿Puede el odio o la ignorancia hacer tanto daño al cerebro como para producir este tipo de zombies? ¿Seràn las torres 5 G las que destrozan las neuronas? ¿Serán las secuelas del dioxido de cloro o la ivermectina? ¿Estaràn las sectas de cienciólogos detrás de esto? Esperemos que algún día se sepa la respuesta.


Lo bueno que ante tanto teatro, la inmensa mayoría de la gente no los toma ya en serio; ni siquiera el MAS se preocupa por estos esperpentos. A este núcleo de activistas que llevaron la biblia a palacio, con los resultados desastrosos que todos conocemos, se la ha caído la máscara; no lucharon nunca por la democracia; lucharon y luchan por volver a la Edad Media y se rebelan contra la Ilustración en pleno siglo XXI. Son el rostro patético de una generación equivocada.

Reymi Ferreira Justiniano/ Fue Ministro de Defensa y Rector de la UGRAM

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