Pachamamaxa tipusiwa. La Madre Tierra está enojada.

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Kimsacharani.

¿Es por ventura la teología un instrumento de manipulación per se o acaso existió una manipulación de la teología con fines políticos en esta coyuntura del golpismo divino que comienza a implementarse a nivel latinoamericano como objetivo de control de la geopolítica norteamericana?

¿Es correcto el término de golpe blando pese a su carga de excesiva violencia simbólica presente en los últimos acontecimientos suscitados en nuestra historia reciente?

Son dos preguntas que el presente análisis pretende resolver, pero antes el lector está invitado a tomar consciencia de que existe una colonización ideológica que lleva en sí una contradicción esencial, origen de las faltas de coherencia entre el discurso y la práctica. El proceso de cambio se cobijó en las deducciones eurocéntricas que funcionaron en momentos y lugares muy diferentes al contexto boliviano.

No cuestionó nuestra forma de ver las cosas a través de un formateo católico sincrético que presenta matices euro-antropocéntricas no permitieron superar los límites de los dogmas cristianos que generaron un Estado permisivo de brazos cruzados que cobijaba al monstro del fundamentalismo religioso que nos terminó por golpear.

El Estado Plurinacional requería aplicar el método dialéctico marxista de una forma relativa al contexto material de los diferentes pueblos indígenas que alberga nuestro territorio. Trascender los límites de las lógicas eurocéntricas para adaptarse a las lógicas particulares de diversas naciones indígenas, planteaba un método inductivo para desarrollar los principales rasgos de la metodología marxista, que aplicándolos a la política de un Estado Plurinacional no debería haber dado lugar a cometer el error del Estado Aparente que dejó cabos sueltos que en un próximo artículo se analizará en detalle.  

El peor de estos cabos sueltos fue el factor del fundamentalismo religioso que lleva de manera intrínseca tientes racistas, machistas (misóginos), misógenos (de fobia al origen), de odio a la Madre Tierra y a las cosmovisiones de los pueblos indígenas. Y todo esto presente en una teología medieval que es en esencia un instrumento de sometimiento del prójimo, un acto de violencia psicológica contra la mujer y un argumento de destrucción de la Madre Tierra y los pueblos indígenas cobijados por ella.

Una teología alienante para los pueblos indígenas jamás los liberará, vender la jaula por libertad es una maniobra de violencia simbólica siniestra. El genocidio cultural es tan nefasto como el genocidio físico y el ecocidio porque se ha convertido en un etnocidio simbólico, que derivó en actos relacionados al TIPNIS y a la quema masiva de bosques el 2019. Este factor provocó que en el Censo del 2012 la auto identificación como indígena rebajara abruptamente. Todo por darle rienda suelta al fundamentalismo psicopatológico enajenante.

El cristianismo es el padre de la corrupción en el mundo porque perdona a los buenos ladrones y permite el acompañamiento de las prostitutas entre los apóstoles de su plagiada doctrina, amparando la incultura de la corrupción.

El error de seguir soslayando el fundamentalismo religioso alienante significa alentar la continuidad de la colonización y mantener el pecado capital que interrumpió nuestro proceso de cambio. El Estado laico debe conservarse restringiendo los fundamentalismos que nacen de un lavado cerebral perverso. Muchos evangélicos votarán por el retorno del proceso de cambio por hambre, pero tengan por seguro que los fundamentalistas nunca lo hicieron ni lo harán.

Fundamentalistas que condenan a sus padres y abuelos al infierno, por el solo hecho de continuar con los usos y costumbres, tener otro color de piel, apellido originario aymara, quechua, guaraní o de cualquiera de las 36 o 39 naciones indígenas. Fundamentalistas alienados que se creen judíos, que alimentan la pirámide de acumulación de riquezas en una élite de millonarios sacerdotes y pastores.

El fundamentalismo religioso lleva en sí el germen de la destrucción del Estado Plurinacional. La religión es el opio del pueblo y el fundamentalismo su estado psiquiátrico más crítico. No es la comunidad GLBT la que debería ir a un manicomio como dijo un candidato anticonstitucional coreano, sino algunos fundamentalistas que constituyen un daño a la salud social.

La población requiere respuestas políticas y la necesidad de una nueva ilustración es necesaria en estos tiempos en los que el pensamiento crítico es necesario para vivir en medio de la Era de la Información.

La teología eurocéntrica es un medio de manipulación en sí, millones de dólares norteamericanos  lo confirmaron con los golpes blandos suscitados últimamente en diferentes partes del mundo. Constantino creó esta religión de esclavos para generar una moral de autoesclavitud.

La nueva ilustración es una responsabilidad que cualquier político de convicción, que se precie, debe afrontar, y este artículo pretende desmitificar las dudas que se quedaron después de los diferentes sucesos de nuestro país.

El mito de la omnipresencia de la biblia, que ha sido escrita por un supuesto ser supremo, que es una falacia, este libro fue manipulado con fines políticos en su época por hombres de carne y hueso. El nuevo testamento fue inventado a principios  del siglo IV por encargo de Constantino y basta leer el libro El mito de Jesús de Brandes Georg para darse cuenta del conjunto de falsificaciones históricas que se inventaron para crear esta peligrosa fábula. En este último golpe se usó para legitimar un absolutismo por derecho divino, ante la evidente ilegitimidad jurídica del golpe.

Tenemos un reinado y nadie se ha dado cuenta del gran retroceso oscurantista por el que estamos viviendo, el término dictadura se queda corto, pues un rey es absoluto y se respalda en el derecho divino, es Rey o Reyna por la voluntad de dios y no del pueblo. Quien se autoproclama colocando una biblia lo hace al estilo de los más nefastos monarcas feudales responsables del holocausto amerindio.

El mito de la omnipotencia que se refleja en los discursos coloniales, revisando en los antecedentes esta religión foránea y colonial se remonta a la adoración que el faraón Aquenatón hizo del dios único y celoso Atón, que quiso sustituir el culto de las demás divinidades por el culto a un dios único. Las pestes, los desastres naturales y la desobediencia civil generaron su derrocamiento a imagen y semejanza de lo que está sucediendo en esta época y consecuentemente retornó el culto sincrético.

El mito de la pureza de su doctrina es otra de las falacias que presentan al tener un origen egipcio y haberse sometido a otras culturas como la babilónica, se han adoptado elementos del sincretismo como  el caso de Isis con la Virgen María, Osiris con Cristo, entre otros elementos de la filosofía pagana grecolatina plagiados en el nuevo testamento.

La prueba irrefutable de que ese dios foráneo no exista es la coyuntura en la que estamos viviendo, y si existe es un ser maligno que solo ha traído desgracias a nuestro país con plagas, desastres naturales, enfermedades como el dengue, el corona, la influenza y hasta el sarampión e inestabilidad política, económica y social.

Hoy Bolivia vive el dilema del hambre y del virus, vive el dilema de escoger entre los frutos de la Madre Tierra que nutren a sus hijos y escoger una religión inoculada que destruye la esencia de los pueblos indígenas y a sus descendientes. Que provoca el odio entre padres e hijos, entre hermanas y hermanos, entre humanos y la Madre Tierra.

Las piedras, como hijas de la Pachamama eran sagradas en las épocas antiguas porque la chispa que producía fuego permitía la vida del ser humano, pero una cruz puede convertirse en leña para garantizar la pervivencia de los pueblos indígenas y la sobrevivencia de la razón que también está en extinción en estas épocas de neo-oscurantismo.

Alabado sea el poder de las rocas. Pachamamaxa Tipusiwa.

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