LOS GOLPISTAS SE CAEN A PEDAZOS:

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¿CUÁL ES LA ALTERNATIVA?

El gobierno golpista de Añez, corrompido en su interior por su cleptomanía, se viene cayendo a pedazos. La pésima gestión de la crisis COVID 19 que empezó con un despliegue policiaco – militar para imponer una tardía “cuarentena”,  al final no resolvió nada y provocó un drama mayúsculo: Personal de salud sin bioseguridad y con alto porcentaje de contagiados; hospitales antiguos y nuevos sin equipamiento, cuando la ola de contagios está en expansión; hogares pobres sometidos al hambre y al desamparo; Santa Cruz y Beni sin ninguna estrategia sanitaria ven cada día incrementar el número de enfermos y muertos… La “esperanza de los respiradores” acabó en el escándalo “más grande de la historia”, una pandilla de delincuentes con vínculos familiares y políticos con Añez, haciéndose ricos con la salud del pueblo. ¡Imperdonable!

La crisis económica se está profundizando de manera dramática, ante la inexistencia de un plan de contingencia, el aparato productivo del país está paralizado; miles de trabajadores despedidos o en el umbral de la desocupación; el autoempleo está siendo destruido; los créditos están ahogando a los prestatarios (productores, comerciantes, vivienda social, etc.); la clase media está empobreciéndose aceleradamente, no era la democracia que pensaban; las instituciones del Estado, como las universidades, no tienen plata para funcionar… Pero, al gobierno no le interesa “ese” pueblo, está pensando cómo hacer negocios y consolidar privilegios para la oligarquía financiera (bancos), agroindustria (soyeros y compañía) y cómo entregar nuestros recursos naturales, como el litio, para pagar el respaldo de Trump a su golpe de Estado.

La salida a la crisis es peor que la enfermedad: resucitar aceleradamente al neoliberalismo, por eso medidas como autorizar el uso de semillas transgénicas, o créditos preferentes a los más ricos o disminuir impuestos a los que más tienen, mientras para el pueblo triste bonos que no alcanzan para nada . Cuando la receta debe ser al  revés, la crisis deben pagarla los que más tienen. Lo contrario tendrá un efecto social incontrolable.

Como consecuencia del agravamiento de ambas crisis, hemos ingresado a una crisis política profunda, tenemos una presidenta que ya no gobierna, estamos en un desgobierno. Los gestores de su mandato, como Mesa y Camacho, están “decepcionados” y van tomado distancias del gobierno cleptómano para no contaminar sus candidaturas y mejor si ella renuncia a sus pretensiones electorales. Pero, los tres tienen conocimiento que de realizarse las elecciones inmediatamente, el ganador sería el candidato del MAS, así lo dicen las encuestas que ellos mismos mandan a realizar. El malestar al interior de la policía y las FF.AA. es inocultable, el Decreto Presidencial imponiendo los ascensos con el objetivo de obtener adhesiones no evitará el desgaste de su principal pilar de sostenibilidad, además de que su base social de clase medieros ya no le son fieles.

Mientras tanto, el descontento va creciendo en las ciudades y en el área rural. La cuarentena, está ingresando a una fase “flexible” por el desacato de la ciudadanía, la represión no ha servido, sino para causar desorden y confusión; las últimas movilizaciones muestran el gran malestar que hay en la población que espontáneamente se vuelcan a las calles y a las carreteras, han perdido el miedo a la represión y se arriesgan al contagio porque existe hambre y desesperación; las organizaciones sociales se rearticulan, así  lo demuestra el pacto entre la Federación Única de  Trabajadores Campesinos de la Paz, la COB, la FSTMB y Federación de Juntas Vecinales del El Alto; el pronunciamiento de la CSUTCB; todos exigiendo al gobierno cleptómano la flexibilización de la cuarentena y  al Órgano Electoral la inmediata realización de elecciones.

En los pasillos del Palacio – museo de Gobierno y en la embajada USA están convencidos que el gobierno se cae, que su ciclo llega a su fin. Hay quienes dicen que Añez no renuncia porque no tiene a quien entregar el gobierno, porque si en verdad fueran “demócratas” aunque liberales, gestionarían una transición constitucional. Al no tener una salida legal y legítima, nuevamente entre bambalinas, se viene tejiendo un nuevo golpe antidemocrático.

Las acusaciones al MAS  de generar las movilizaciones e instigar a la “violencia”, son parte de un plan para realizar elecciones sin sus candidatos, esto implica crear “banderas falsas” (inventar acontecimientos violentos para luego atribuirlos al MAS), como se estaba planificando en K’ara K’ara (Cochabamba) con la detención del falso militar que supuestamente proveía armas a los movilizados y la amenaza de los paramilitares “Resistencia  Juvenil Cochala”; además de infiltrar provocadores en las filas de los movilizados. Por ello, ha comenzado a exigirse el cierre del parlamento, el cambio de circunscripciones para anular el voto rural… Es decir, elecciones sin el MAS, que podría asegurar una transición del gobierno golpista a un gobierno de derecha.

Ante el  fracaso de esta opción, que no cuenta con todo el respaldo de la derecha, por ser ilegal y contempla la suspensión indefinida de elecciones, el ala dura y fascista de la derecha que está directamente vinculada con la embajada USA ha resuelto el camino de la violencia para solucionar esta crisis,  por eso la premura de los ascensos en las FF.AA.  para comprar la lealtad de militares acusados de crímenes de lesa humanidad y paralelamente reactivar los grupos paramilitares, ambos bajo el mando de dos halcones López y Murillo. La prolongación de la cuarentena, incluso la posibilidad de otra medida excepcional como el toque de queda, es para actuar impunemente  con  violencia para reprimir las movilizaciones del pueblo, y buscar el recambio por una vía ilegal que instaure un gobierno cívico-militar que organice una transición política a sabor de los intereses del imperialismo y de la oligarquía criolla.  

Frente a este plan tenebroso, la alternativa del pueblo es convocar a una salida de la crisis por la vía democrática, constitucional, desechando todo tipo de violencia, que ya no está en manos del gobierno golpista y cleptómano, sino en la decisión del Órgano Supremo Electoral, que es el respeto y cumplimiento a la Ley 1297 que convoca a elecciones hasta  90 días. El camino democrático es el único para que el pueblo pueda expresar su voluntad para elegir sus gobernantes. Las movilizaciones del pueblo expresan precisamente esta voluntad democrática:

  1. Exigir al Tribunal Supremo Electoral de Bolivia levante el receso de actividades, y de inmediato se reanude el proceso electoral en el tiempo establecido en la Ley 1297
  2. Solicitar a la Asamblea Plurinacional decrete un Receso Administrativo para impedir que el Gobierno de Transición decrete políticas económicas que afecten la soberanía y el futuro del Estado Boliviano, que son atribuciones de un gobierno legítimo.
  3. Conminar al Fiscal General del Estado Plurinacional, la investigación y castigo que corresponda a los actos de corrupción y abuso de poder cometidos por el Gobierno, en condiciones de independencia y sujetándose a los principios de justicia.
  4. Convocar al pueblo a la unidad, manteniendo el estado de alerta y emergencia frente a los afanes antidemocráticos y prorroguistas del gobierno de facto, teniendo cuidado de no caer en sus provocaciones violentistas.

La Paz, 21 de mayo de 2020

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