EL P.O.R. Y SU COLABORACIÓN CON LA DERECHA

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Nuevamente aparecieron en la escena política los militantes del POR, mal conocidos como “trosquistas” porque depravan la imagen de León Trosqui; esta vez para echar su repulsiva verborrea contra el nuevo Ministro de Educación, como si no tuvieran ninguna mancha  expresan juicios de valor como poseedores de una virginidad que el año pasado la ofrendaron sin pudor a la derecha. Su accionar coincide con la campaña de Pagina Siete contra el titular de educación.

Los compañeros mineros les dieron el mote de “sarnas”, porque en 80 años de existencia del  POR sólo pueden mostrar derrotas y frustraciones; para completar los mismos trabajadores solían decir: “ahí están los mariscales de las derrotas”, tantos fracasos les ha vuelto un partido de amargados, que se comportan como una secta fanática.

 Su doctrinarismo casi religioso les ha conducido a una lectura  equivocada de la realidad, al extremo que han perdido la capacidad de discernir entre izquierda y derecha, entre un gobierno progresista y un gobierno reaccionario y fascista. El pasado año, justificado en un recuento equivocado del proceso de cambio, no dudaron en hacer alianza con la derecha y respaldar el golpe de Estado. Los tenebrosos  retratos  de Wilma Plata y Álvarez con Luis Larrea, o la de Miguel Lora con los dirigentes de los comités cívicos derechistas donde estaban Camacho y Pumari; demuestran el dicho popular de que “los extremos se juntan”, en este caso la ultra izquierda con la derecha fascista. Históricamente, el POR siempre estuvo en el polo contrario del pueblo, estaba en contra del gobierno de Gualberto Villarroel, no dudaron en oponerse al General patriota Juan José Torres, también a Hernán Siles Zuazo, como lo hicieron contra Evo Morales, pero en todos los casos hicieron unidad de acción con las versiones más fascistas de la derecha.  

En el campo de la educación, la versión del POR denominada URMA, tuvo una acción complaciente con el gobierno de Añez, y convivió con Víctor Hugo Cárdenas, el ministro golpista y neoliberal, aceptando dócilmente la clausura del año escolar; de manera conjunta negaron las mejoras sustanciales en el sistema educativo y de las condiciones de vida de los trabajadores de la educación. Pero ahora, URMA se apresura a rechazar la designación del Ministro de Educación, recurriendo a su trasnochada teoría de que quienes desde la izquierda no coinciden con ellos, son traidores, capituladores, estalinistas y contrarrevolucionarios; además de reclamar una supuesta “rendición de cuentas” pendiente.

Obviamente, la posición crítica del trosquismo carece de  sustento moral, porque por una parte, le sigue debiendo una explicación  al pueblo boliviano por su repugnante alianza  con la derecha que desembocó en un golpe de Estado racista y fascista, pero, por otra parte, le debe al magisterio paceño esclarecer qué hicieron, qué destino le dieron a los millones de dólares que provienes de los recursos del magisterio, cuya expresión más burda fue  el matrimonio de uno de los líderes más encumbrados del POR, en un círculo militar, que es trajinado por los jailones de la clase media.   Si la práctica es el criterio de la verdad, los trosquistas tuvieran que hacer una profunda autocrítica, que por su acción fanática no lo podemos esperar. Pero, esperamos que las bases del magisterio asuman una posición crítica con quienes estuvieron dispuestos a volver a una reforma de privatización de la educación y aceptar la liberalización de la profesión docente, ocultando su política de colaboracionismo con la derecha con un lenguaje  falsamente radical. La verdadera transformación de la educación solo será posible desde las bases.

CH – Insurgentes

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